miércoles, 1 de diciembre de 2010

Anorexia y Bulimia en la Infancia.


Anorexia y Bulimia 
en la Infancia.
Años atrás sólo afectaba a adolescentes y adultos, pero hoy en día, son parte de un fenómeno que preocupa a médicos, psicólogos, psiopedagogos y padres;  quienes lo atribuyen a la vulnerabilidad en que los coloca los patrones de consumo y  los modelos estéticos actuales.

Algunos niños y niñas se niegan a comer completamente. Otros sólo se alimentan con hamburguesas y gaseosas, y dicen no a las verduras. Están los que se dan atracones compulsivos.

Estos comportamientos, antes propios de adolescentes y de adultos, hoy se manifiestan en chicas y chicos que ya a los 9 años presentan síntomas de trastornos alimenticios, como la bulimia y la anorexia.

Para algunos expertos como Mario Elmo (Comité de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría)  a cargo del (SAP),  “Hay un corrimiento en las edades de los trastornos alimenticios hacia edades más tempranas” Para Elmo,  existe una importante preocupación en la comunidad médica porque estos desórdenes con la comida, a estas edades,  dan cuenta de una impronta social muy fuerte. Hay patrones de consumo y modelos estéticos que hacen que los niños se vuelvan más vulnerables. Según él no se trata de trastornos psicopatológicos individuales; por el contrario, los niños  expresan una problemática social.

En las instituciones infantiles están recibiendo más casos de niñas y niños con trastornos en su relación con la comida.

La explicación del fenómeno de estos desórdenes es atribuida a varias razones. Antes de que se produzcan los cambios físicos que hacen que los niños pasen a ser adolescentes, hay un aumento del peso. Generalmente, los niños y niñas  transcurren esos cambios sin conflicto con el aumento del peso. Pero ahora hay más niños que lo viven con disconformidad y disgusto.

En casos como estos, suelen no querer comer,  hacer más ejercicio o incluso vomitan, en un intento por bajar de peso. A esto puede sumarsele un entorno que se encarga de “destacar” los rollitos.

Las generaciones de padres entre 25 y 45 años se criaron en un entorno que valora excesivamente un modelo físico de delgadez,  con lo cual no es descartable que ahora hagan comentarios a sus hijas e hijos sobre como estan de “rellenitos” o, inclusive puedan burlarse o descalificarles por ello.

Un  error en los padres es trasmitir la idea de que “el éxito se consigue por la delgadez” . Los cuadros de los trastornos alimenticios en infantes y prepúberes adquieren ciertas diferencias con los adolescentes y los adultos. Generalmente los primeros,  comen menos, seleccionan qué van a comer, y tienen cambios de carácter importantes. Están más tristes y retraídos. Pueden estar deprimidos. Quizá puede irle bien en la escuela, pero pierden contacto con sus amigos y evitan situaciones donde intermedia la comida o donde tengan que mostrar sus cuerpos.

No suelen decir “quiero estar más delgado”, sino que sencillamente no quieren la comida.

En estos casos de Anorexia y Bulimia en la infancia, existe un componente común y es que, en un altísimo índice  forman parte de familias poco comunicativas y afectuosas. La terapia debe enfocarse en un ambiente donde los padres y la familia en general expresen su amor hacia ellos. Necesitan manifestaciones de afecto genuino, y que se les verbalice esas expresiones de afecto Porque aunque esto pueda parecer obvio, no lo es. La realidad indica que algunos padres establecen mucha distancia con sus hijos, o evitan reconocer que existe un problema con la alimentación.

En la mayoría de los casos, los especialistas señalan que el problema debe ser enfocado incluyendo a la familia; conformar un grupo en el que estén acompañados por pediatras y psiquiatras; donde la familia participe a través de charlas con los profesionales y con otras familias.

En casos graves, se llega a la hospitalización, pero lo fundamental es que se identifique qué está pasando en la familia.



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